Riñas en casetas, el rebujito de pleitos de la Feria de Abril

Rebujito, manzanilla y traje de gitana. Tras el parón por la pandemia, Sevilla vive su feria de
abril más esperada en años.

Pero, más allá del taconeo y la celebración, no es raro que surjan entre los socios de las
archiconocidas casetas roces y problemas, choques que pueden tomar derroteros legales y
acabar en los despachos de los abogados, y en los casos más extremos, incluso en tribunales.

 

Sin ir más lejos, en 2019, el Tribunal Supremo se vio obligado a intervenir en el conflicto entre
los socios de una caseta familiar de la feria sevillana. Los magistrados reconocieron, contra la
voluntad de los titulares administrativos, la condición de pleno derecho de cuatro socios que
habían pagado año tras año las cuotas y habían participado en las actividades de la sociedad.

 

En la feria de Sevilla cada caseta privada “es un mundo aparte”, con sus propias reglas y su
forma de hacer las cosas. Contar con unos estatutos facilita la convivencia; sin embargo, no
todos los recintos cuentan con normas escritas. “Hay casetas que tienen normas de
reglamento interno y otras que no, que se basan en la costumbre o en la decisión de sus
socios”, explica el abogado.

 

Titulares

 

Para entrar en estos círculos, lo normal es que los socios paguen una cuota, dinero destinado a
costear gastos como la licencia, la decoración del recinto o el sueldo de los empleados. Cada
caseta cuenta con su propia jerarquía: hay invitados, socios de temporada, socios oficiales y
socios ‘sin papeles’.

 

Los titulares administrativos son aquellos que, oficialmente, son propietarios de la licencia del
recinto y se relacionan con el ayuntamiento para la burocracia.

 

Un conflicto común surge cuando el titular quiere expulsar a un socio con el que surge algún
roce, en su creencia de que es el dueño y señor de la caseta.

 

Craso error, ya que ser titular de la licencia no te permite expulsar a un socio antipático. En
situaciones así, “si efectivamente esta persona es capaz de demostrar esa participación en la
caseta durante un tiempo prolongado, con los mismos derechos y obligaciones de un socio,

puede que le sea reconocida esa condición de socio, aunque se le haya venido denominando o
se haya utilizado otra nomenclatura”. La Audiencia Provincial de Sevilla así lo ha recordado en
varias sentencias.

 

En otro pleito, que llevamos, un juez tuvo que dirimir la controversia entre el único titular de
una caseta contra unos miembros que reclamaban la condición de titulares en igualdad de
condiciones que el fundador. “Pudimos demostrar que la caseta surgió porque el cliente la
solicitó para sí y permitió a otros ser socios participar, pero dejando claro que sólo habría un
único titular administrativo”. Por ello el juez dio la razón al fundador y dejó claro que ser socio
no otorga un derecho a ser “ser titular de la licencia”.

 

Roces con la Administración

 

Corroboramos, a su vez, que las casetas en la Feria de Abril de Sevilla son “fuente de
conflictos” especialmente en dos ámbitos. Por un lado, por los roces entre socios, ya que las
casetas funcionan “como pequeñas empresas”, donde los juzgados y tribunales han analizado
con lupa “quién ostenta la condición de socio a falta de norma de regulación interna o
estatuto”. Otro punto de conflicto, añade, es delimitar “cuáles son los derechos, obligaciones y
limitaciones que implican esta condición [la de socio]”.

 

Por otro flanco, las desavenencias pueden venir con la relación con el ayuntamiento. En
concreto, en lo que atañe a “controversias sobre las concesiones administraciones, las
renovaciones, el pago de las tasas, los motivos de exclusión o las listas de espera”, enumera el
abogado. Una actividad, agrega Cano, que “ha exigido una especial labor de transparencia por
parte de la Administración para evitar la litigiosidad”.

 

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